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Suelo y clima

Un clima Mediterráneo seco, caracteriza a esta zona de fuertes contrastes térmicos entre los duros inviernos y los veranos cálidos y secos.

La acción de los fríos progresivos provoca un endurecimiento del olivo entrando en periodo de reposo, haciéndose resistente a temperaturas inferiores a 0ºC.

Las bajas temperaturas invernales, hacen que peligre el proceso de lipogénesis (generación de aceite en el interior de la aceituna), y se paralice la maduración, sobre todo con gran número de frutos verdes en el árbol, por lo que las decisiones de establecer el momento óptimo de la recolección son claves para asegurar la calidad de las aceitunas y del aceite.

La unión entre este tipo de clima y olivar desarrollándose en suelos franco-arenosos, trasmiten al fruto de la aceituna unas características especiales, muy valoradas en el perfil organoléptico final de nuestros aceites.

Una de las características de los suelos de las parcelas del olivar es la permeabilidad a las raíces, al agua y al aire, por lo que no presentan problemas de aireación.

Gran parte del espacio poroso está ocupado por el aire y ello asegura su renovación continúa y por lo tanto la aireación del suelo.

Esta característica es muy importante de cara a que son zonas en las que evitamos la asfixia radicular muy susceptible en olivar, y esto nos ayuda a mantener nuestras plantaciones en un estado de sanidad absoluta.

imagen descriptiva del suelo y clima.