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El olivar

Tenemos dos tipos de olivares, el tradicional y el intensivo de alta densidad.

Olivar tradicional

El olivar tradicional, es un tipo de olivar en el que los marcos de plantación son amplios, pues antiguamente la concepción de las plantaciones era completamente distinta a la época actual.

Los olivares tradicionales, por el gran porte que tienen los árboles, y su distribución del sistema radicular, confieren a las aceitunas que producen unas características especiales.

La variedad predominante en este olivar es la cornicabra, con gran capacidad de adaptación a suelos pobres y zonas secas y frías. Esta variedad tiene excelentes características organolépticas y gran estabilidad.

El cuidado de las plantaciones, es uno de nuestros principales objetivos y requiere de un plan de tratamientos y cuidados enfocados a nutrir el árbol y a prevenir cualquier plaga o enfermedad.

Para saber qué niveles de nutrientes necesitan los árboles, en determinadas épocas realizamos análisis tanto foliares como de suelo, para optimizar los planes de abonado dirigidos a corregir y aumentar la eficiencia de la absorción de macro y micronutrientes.

Imagen del Olivar

Olivar intensivo de alta densidad 

Un olivar intensivo, es un olivar moderno, en el que los marcos de plantación se reducen considerablemente, manejando el sistema para adaptar los volúmenes de copa a la mecanización.

El riego localizado por goteo se hace indispensable en este tipo de plantaciones. Este tipo de riego consiste en suministrar el agua en varios puntos del terreno, formando unos bulbos húmedos saturados de humedad.

Uno de nuestros objetivos en el manejo de plantaciones de alta densidad es evitar el estrés hídrico, pues está directamente relacionado con la reducción de la fotosíntesis, al inducir el cierre de estomas, lo que limita el CO2 disponible y la transpiración.

El manejo del suelo de nuestros olivares, es tarea fundamental en nuestra concepción de una olivicultura sostenible y de respeto al medio ambiente.

 Aceiyunas en árbol Olivar de alta densidad

Cubierta vegetal controlada

Es una estrategia de conservación de nuestros suelos. Las ventajas de establecer un manejo eficiente del suelo con cubiertas vegetales son:

-          Se reduce la erosión frente a suelos labrados y se mejora la estructura del suelo.

-          Tiende a desaparecer la suela de labor (terreno que queda compactado debajo del horizonte del suelo que alcanzan los aperos).

-          No se desplazan los puntos húmedos del gotero, por lo que el olivo no tiene que acomodar de nuevo el sistema radicular cada vez que se retira la instalación para labrar.

-          No se rompen raíces del olivo.

-          En el sistema de cubierta vegetal, y debido a la actividad de las raíces de las plantas de cobertura, la capa compactada superficial se va descompactando lentamente, estableciéndose canales preferenciales para la circulación del agua.

-          Aumenta la infiltración (reducción de la escorrentía) respecto al no laboreo.

-          El laboreo aumenta momentáneamente la infiltración, pero al final del invierno el agua almacenada es menor debido a la capa compactada creada por la suela de labor.

-          No se pierde agua al labrar al no poner la tierra húmeda, volteada con el apero, en contacto con el aire.

-          Se dan temperaturas mayores durante el día en olivares con cubierta vegetal, lo que hace que florezcan varios días antes que en suelos con no Laboreo y labrados, y se pueden escapar de heladas primaverales o golpes de calor durante la floración.

-          Se reduce la velocidad de evaporación de agua desde el suelo con restos vegetales secos sobre la superficie, lo que permite que el cultivo con cubierta bien controlada disponga de mayores cantidades de agua durante la primavera.

-          Triturar los restos de poda sobre la cubierta vegetal produce un aumento de los contenidos de P, K y materia orgánica, mejora de la infiltración y menor pérdida de suelo, también produce un interesante efecto herbicida.

-          Se incrementa los artrópodos del suelo, constituyendo el alimento de especies como la perdiz roja, que necesitan mucha proteína en su dieta durante las primeras semanas de vida. También la cubierta produce protección visual frente a los depredadores.